Foto: Julia Bentley y produzionidalbasso.com

Julia “Butterfly” Hill, es una chica activista de escasos 24 años que encontró un desafío en su vida. Decidió defender la tala de un árbol de secuoya, con una antigüedad de 1,500 años.

Foto: Global Oneness Project

Con más de 70 metros de altura y ubicado en los bosques del norte de California, ella se encaramó al árbol para evitar su inminente tala.

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Durante 738 días, vivió y paseó entre sus ramas, sin bajar o poner un pie en tierra. Se apropió del árbol milenario y le nombró “Luna”.

Foto: LaReserva.com

Sobrevivió a todos los climas: frío, lluvias con tormentas, días con mucho sol, pero sobre todo a la soledad y a las negociaciones de la compañía maderera Pacific Lumber quien había obtenido una concesión y quería talar el árbol.

Foto: LaReserva.com

Rara vez Julia se bañaba con ayuda de una esponja y evitaba lavar las plantas de sus pies, ya que la savia acumulada en ellos le ayudaba a sujetarse mejor cuando trepaba por las ramas.

Foto: Pinterest

Dormía escasas horas, ya que temía ser desalojada del árbol, o caerse cuando el viento fuerte mecía a “Luna”.

Foto: Pinterest

Contaba con una sola cobija con la que se arropaba en época de invierno. Y en verano, muchas veces estuvo en vela durante días por las tormentas que azotaban el lugar.

Foto: Times

Por temporadas largas, no pudo convivir con absolutamente nadie. Ella enfrentó un duro desafío.

Foto: Gerard Burkhart/Hulton Archivo/Getty Images

Bajo la premisa que las industrias madereras hace mucho que roban el futuro talando los bosques de forma masiva e insostenible, ella enfrentó el desafío de impedir la deforestación del bosque de secuoyas.

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Julia y sus acciones tuvieron resultados positivos. El 18 de diciembre de 1999, la empresa decretó que no talarían a “Luna”, su secuoya, y a todos los árboles que se ubicaban en un radio de 60 metros a la redonda.

Foto: Pinterest

En medio de una gran ceremonia, Julia descendió de Luna con las manos verdes del musgo y los pies encallecidos.

Foto: Pinterest

La empresa se comprometió no sólo a respetar el bosque, sino a incluir una política medioambiental en todos sus futuros trabajos.

Foto: LaReserva.com

Julia ha convertido su historia en un libro: “El Legado de Luna”. Un alegato a favor de la Naturaleza y la conservación del ambiente.

Foto: Julia Bentley y produzionidalbasso.com

Salvar a las secuoyas se convirtió en una llamada espiritual para Julia. Ella consiguió encontrar el desafío de su vida… ¿Y tú ya encontraste el tuyo?

Con información de Azul Ambientalistas y BBC.

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