Beirut finaliza búsqueda de un posible superviviente.

El Líbano ha estado a la expectativa durante tres días, esperando que los equipos de rescate salgan de los escombros de un edificio derrumbado con buenas noticias. La posibilidad de encontrar un sobreviviente había ofrecido un breve rayo de esperanza para el Líbano, que todavía está de luto después de que una explosión masiva en el puerto de Beirut arrasó la mitad de la ciudad el mes pasado.

Pero después de 72 horas de buscar a un posible sobreviviente atrapado debajo de los escombros de un edificio derrumbado en el barrio de Gemmayze, el equipo de rescate chileno que lidera la operación ha dicho que no pudieron encontrar señales de vida entre los escombros, acabando con las esperanzas de encontrar a alguien.

Los equipos de rescate libaneses y chilenos habían estado cavando sin descanso desde el jueves por la tarde. El equipo de búsqueda y rescate de Topos Chile había detectado posibles signos de vida después de que su perro rastreador, Flash, les indicó que un cuerpo humano podría estar en el edificio destruido. Sus sensores también detectaron signos de vida: un ciclo respiratorio.

La noticia parecía imposible un mes después de que la explosión masiva estalló en el puerto de Beirut el 4 de agosto y devastó grandes extensiones de la ciudad, matando a casi 200 personas e hiriendo a miles. Las esperanzas fueron impulsadas por la perspectiva de un sobreviviente en medio de los escombros, aunque las autoridades advirtieron repetidamente que las posibilidades de encontrar a alguien con vida con tanto tiempo posterior a la explosión eran escasas.

A pesar de tales advertencias, el lugar de la operación de rescate atrajo rápidamente a multitudes cerca del lugar, que fue acordonado. En todo el Líbano, los ciudadanos estaban pegados a sus pantallas mientras esperaban los resultados de la operación de rescate. Los voluntarios y los manifestantes permanecieron en el lugar durante la operación de rescate para garantizar que la búsqueda continuara sin interrupciones.

La confianza en las autoridades del Líbano se ha debilitado tras la explosión, causada por casi 3 mil toneladas de nitrato de amonio almacenadas cerca de una zona densamente poblada de Beirut. Incluso antes de la explosión, la ira ya había estado hirviendo a fuego lento como consecuencia de un colapso financiero y económico el año pasado, que resultó en una inflación severa y un levantamiento popular contra los políticos.

La explosión del 4 de agosto enfureció aún más a los ciudadanos después de que se supo que los políticos de alto rango y los empleados del gobierno tenían conocimiento previo de los peligros del material explosivo almacenado, pero que hicieron poco para deshacerse de él.

La operación de rescate ha avivado aún más las llamas de la indignación hacia una clase dominante que, según los críticos, no ha hecho lo suficiente para recuperar los cuerpos de las víctimas que aún están desaparecidas.

El jueves por la noche, los equipos de búsqueda se vieron obligados a detener su trabajo por temor a que el edificio derrumbado no fuera seguro y pudiera poner en peligro la vida de los rescatistas. El equipo de rescate necesitaba una grúa para retirar los restos, pero las autoridades locales dijeron que una grúa no llegaría hasta la mañana. En respuesta, los manifestantes se manifestaron en el lugar del rescate. Algunos activistas se subieron a los escombros, convencidos de que continuarían la búsqueda del posible superviviente.

Al final, los voluntarios se organizaron para que una grúa ingresara al sitio de búsqueda. Llegó unas horas más tarde y se reanudó la misión de rescate.

Después de la explosión, miles de voluntarios inundaron Beirut para limpiar los escombros de las calles bloqueadas y reparar las casas dañadas de los afectados por la explosión.

Mientras el equipo de Topos y los rescatistas locales trabajaban entre los escombros durante 72 horas, los sensores del equipo chileno continuaron detectando ciclos respiratorios. Pero al final de la búsqueda el sábado, Lermanda, líder del equipo, dijo que se registraron tres niveles del edificio derrumbado y que no se encontraron sobrevivientes. Ni siquiera se recuperó un cuerpo.

Lermanda dijo que los ciclos respiratorios detectados por el equipo altamente sensible pudieron provenir de alguien de uno de sus propios equipos de rescate.

Aunque nadie fue rescatado, muchos libaneses expresaron su alivio de que no se hubiera dejado a nadie que sufriera durante semanas.

Somos Extremo Mundial.

Con información de NPR.