Algunas bacterias cambian su forma para “engañar” al fármaco administrado y multiplicarse para enfermar más al organismo.
En un estudio presentado en la revista Nature Physics, se detectó que ciertas bacterias logran “engañar” a los antibióticos al experimentar cambios dramáticos en la forma celular.
Primeramente, todas las células responden eficazmente al estrés.

Por ello, exige hacer concesiones entre los procesos que conservan los recursos para promover la supervivencia y los procesos que usan recursos para promover el crecimiento y la división.
Ante esto, comprender la naturaleza de estas compensaciones y la física subyacente a ellas sigue siendo un desafío excepcional y fue el reto del estudio.
La investigación, presentada por las universidades estadounidenses Carnegie Mellon, de Pensilvania, y de Chicago, Illinois; expuso el resultado.

Procesos científicos.
Combinaron experimentos unicelulares y modelos teóricos para proponer un mecanismo de adaptación a los antibióticos.
Esto, a través de la retroalimentación mecánica entre el crecimiento celular y la morfología.
Bajo una exposición prolongada a dosis subletales de antibióticos dirigidos a los ribosomas.
Encontraron que las células de Caulobacter crescentus pueden recuperar sus tasas de crecimiento previas al estímulo.

Tras la eliminación de los antibióticos, las células recuperan sus formas originales durante varias generaciones.
Estos fenómenos se explican por una teoría física del crecimiento bacteriano.
Demuestra que un aumento en el ancho y la curvatura celular, promueven un crecimiento más rápido bajo la inhibición de la síntesis de proteínas.
Los cambios de forma hacen que las bacterias se adapten mejor a los antibióticos supervivientes.

Al estar expuesto a dosis no letales del fármaco, un microorganismo que habita en aguas dulces abandona su postura lineal y adopta una forma similar a la letra ‘C’.
Así se protege y continúa multiplicándose.
El resultado.
Primeramente, la investigación demostró que esos cambios en la forma celular funcionan como una estrategia de retroalimentación.
Con ello, logran hacer que las bacterias se adapten mejor y sobrevivan a los antibióticos.
como resultado, estos cambios de forma permiten que las bacterias superen el estrés de los antibióticos y reanuden su rápido crecimiento.

Con esto, la forma curva ayuda a la bacteria en el sentido en que provoca que el número de partículas de cloranfenicol que penetra a su superficie, sea menor.
Ahora deberán analizar el comportamiento de otros organismos unicelulares frente a los antibióticos y determinar si emplean el mismo procedimiento para protegerse.
Con información de RT/ Nature Physics.
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